LONGITUD TOTAL: 15 km TIEMPO ESTIMADO: 3, 15 horas.

El lugar de salida es el colegio "Virgen del Rosario" tomando un camino que hay a la derecha y que pasa junto a las pistas deportivas del mismo por un lateral.

Edificación para el ganado. Cruce, seguimos de frente dejando un camino a la derecha. Cruce de caminos: el de la izquierda es el llamado "de la suerte perdida"; el de frente es el "camino del pollo", nosotros tenemos que girar a la derecha que es el camino viejo de Socovos. Seguimos de frente dejando un camino a la derecha. Pequeña edificación que se llama "la Puentecica". Camino a la izquierda hacia los olivares. Seguimos de frente. Construcción en ruinas que era una fábrica de picar esparto. Iniciamos un pequeño repechi hacia la carretera. Continuamos el asfalto hacia la izquierda. El camino sale de la carretera hacia la izquierda. Cruce a la izquierda que va a un cortijo; seguimos de frente a la derecha. Dejamos un cruce a la izquierda; seguimos de frente. En esta subida el camino discurre entre almendros y olivares. Las orillas están plagadas de flores silvestres y aromáticas como jaras, "uvicas del Señor", diente de León, tomillos, enebros, romeros, iniestas, manzanilla, zamarrillas… la vista hacia la derecha es bastante atrayente: podemos ver unos cortijos al fondo, no muy lejos, el calar del Cerezo, conocido como el "calar de Socovos". A la derecha tenemos el nacimiento de agua de "la Tejera", hay un cortijo y una balsa. Seguimos el sendero sin desviarnos, de frente. Seguimos de frente, dejando un camino a la izquierda que se dirige hacia el "Cerro de los Gatos". Seguimos de frente, dejando un desvío a la izquierda. Camino a la derecha que dejamos. El "calar del Cerezo" se ve en toda su cuerda longitudinal. Poste de la luz. Cruzamos la carretera, el camino sigue de frente. Llegamos a un altiplano donde hay un cruce de caminos y tomamos el de la izquierda. Al frente tenemos una vista muy amplia de las sierras murcianas del término de Moratalla; en lo alto unos farallones rocosos y la carretera. Abajo está el pueblo de Socovos del que sobresale las ruinas del castillo almohade y a nuestra espalda también podemos ver Férez, lo que indica la cercanía entre los dos pueblos, por lo que el camino que llevamos se conoce como "el atajo". El lugar es una confluencia de caminos: nosotros giramos a la izquierda, dejamos detrás los dos que confluyen en el mismo y seguimos de frente hacia un pino y unos escombros. El camino gira, abandonamos el que sube en cuesta y se va a la izquierda, girando a la derecha tomando la linde de los escombros y bajando a Socovos. Podemos considerar que entremos en el pueblo. Un camino a la derecha lleva al depósito del agua.

Tomamos por la izquierda para entrar en las primeras casas. Podemos ver a la derecha unas calderas de destilar esencias. Después de una parada turística en Socovos, que merece la pena, principalmente para visitar el castillo árabe y la "iglesia vieja" junto al mismo, podemos seguir nuestro sendero hacia el pantano del Cenajo y el Cañar, sabiendo que después debemos regresar a Socovos para continuar el GR-68. Se trata, pues, de una derivación del sendero pero creemos que merece la pena hacer esta jornada/etapa que transcurre por un claro paisaje biogeográfico propio del sureste español. Socovos - Pantano del Cenajo: Como punto de partida tomamos la plaza donde corren los toros en las fiestas. Salimos por la cuesta arriba. Bifurcación: tomamos a la derecha por la calle de los Santos Felipe y Santiago, que pronto se convierte en camino de tierra. Todavía en el casco urbano, al final, hay una bifurcación que tomamos a la izquierda. Pasamos por delante de un chalet a la derecha. Seguimos el camino bueno de la derecha.

Bifurcación importante: giramos a la izquierda (si fuésemos a la derecha 40 o 50 metros podríamos ver el Peñón Colorao con yacimientos de pinturas rupestres y restos de las civilizaciones ibérica y árabe. También desde aquí tenemos una excelente vista del "calar del Cerezo" o de Socovos. Bifurcación: tomamos a la derecha. En la parte meridional se ve toda la sierra de la Muela, que ya pertenece a Murcia y al fondo las aldeas de Mazuza, Otos y el castillo de Benizar. La vista septentrional corresponde a Albacete, abracando una amplia panorámica donde distinguimos el "Cabeza de Hierro" el "Cerrón de Hijar" el "Porrón de Liétor", las sierras de Elche por encima de la aldea de Gallego, Elche de la Sierra y la peña de "San Blas"; no se ve el río pero sí su cuenca, de este a oeste o viceversa.

Bifurcación: tomamos a la derecha. Bifurcación: tomamos a la izquierda. A la derecha hay un camino malo que en caso de necesidad, lleva al barranco donde hay fuentes. Bifurcación: giramos a la izquierda. Estamos en la zona del Calderón con predominio de pinar y monte bajo. Desde aquí se inicia un descenso.

Bifurcación: giramos a la derecha. Bifurcación: giramos a la derecha. Bifurcación: giramos a la derecha. Bifurcación: giramos a la izquierda. Tomamos el camino en peor estado; desde el último cruce que hemos tomado hay una rambla que discurre paralela al sendero. Vamos por encima de ella. Nos elevamos en nuestro camino y obtenemos una vista importante de la zona del pantano del Cenajo. En primer término tenemos el cerro Abu, donde hay un yacimiento arqueológico. Arriba se ve la carretera y el camino que lleva al pantano y más a la izquierda están los Bañuelos. Al fondo ya se ven las sierras que al otro lado del pantano siguen perteneciendo al término de Socovos, en el límite con Calasparra (Murcia). El sendero hace una curva para seguir la rambla, llegando hasta la cueva de la Higuera, donde hay abundancia de matas llamadas "candileras" porque una vez secas se utilizaban como mechas en los candiles de aceite (su flor es amarilla).

Desde este punto el sendero está muy confuso y nuestra referencia es bajar la rambla que vemos abajo. Se comienza a descender y lo que era la senda se ha convertido en una torrentera que se ha erosionado fuertemente. El sendero aquí está totalmente desconocido e irreconocible. Hay abundancia de esparto y dicen los autóctonos que el tallo de la base de la espiga es blando y dulce y masticándolo sirve para quitar el cansancio. Después de bajar esa pendiente tan erosionada, llegamos al punto de unión de las dos ramblas, viéndose arriba el peñasco donde está la cueva. Debemos meternos en la rambla que seguimos.

Podemos ver madreselva (venenosa a excepción de los pistilos) que es una planta poco frecuente en zonas tan secas como esta; también hay madroños, poco reconocibles cuando no están en flor. Y respecto a la fauna es curiosa la presencia de tortugas de agua, además de garduñas, tejones y palomas salvajes. Llegamos a la carretera y giramos a la izquierda, debiendo seguir el asfalto durante 800 metros (a 20 o 25 metros sale un buen camino a la izquierda que NO debemos tomar) Tomamos el camino que se aparta del asfalto a la derecha. Si volvemos la vista destaca el pico de la Lobera y vemos la sierra que hemos cruzado y la cueva.

A la izquierda el Cabeza de Hierro y la carretera de Hijar y más a la derecha el pico del Buitre. De frente tenemos el pantano y Sierra Seca, acercándonos a la finca de Casa Roja, con los robledales más antiguos de Europa con 400 años de antigüedad, según la opinión de Pedro Sánchez, biólogo de la universidad de Murcia e hijo de Socovos. Bifurcación: seguimos de frente dejando el camino de la izquierda. Seguimos de frente, dejando a la izquierda otro camino. Entramos en una zona de pinar, a nuestra izquierda vamos viendo campos de cereales y a nuestra derecha (a unos 500 metros a todo lo largo del camino) discurre la rambla de Benizar. Bifurcación: seguimos a la izquierda de frente, dejando el de la derecha. Bifurcación: seguimos a la izquierda. Llegamos a la finca denominada la Casa Roja mencionada anteriormente, dejándola a nuestra derecha. Cincuenta metros después se le suma otro camino por la izquierda. Nueva bifurcación: nos vamos a la izquierda para pasar por el caserío en ruinas llamado casas del arroyo de Benizar, donde hay un camino en buen estado. Se puede hacer una parada para vistar el robledal de quejigos centenarios a unos cien metros a la derecha; se extienden en dos vallecillos concurrentes y el mayor se ha bautizado como "Don Ramón"; tiene seis metros de circunferencia y se acompaña de otros de parecidas medidas. Después de un descanso volvemos al punto de partida. Bifurcación: giramos a la derecha haciendo una curva. Bifurcación: giramos a la izquierda.

Seguimos a la derecha. Llegamos al arroyo de Benizar que no tenemos que cruzar ya que giramos a la izquierda. A unos cincuenta metros llegamos a un lugar con abundancia de rocas y pozas debiendo subir una loma que hay a nuestra izquierda y vadear ese pequeño cerro que tenemos enfrente (entre las rocas en el estrechamiento del cerro se marcha el arroyo de Benizar para, una vez pasado, caer directamente al pantano. Llegamos a una acequia. Debemos seguirla a todo lo largo por la izquierda ya que el sendero sigue por la falda en su misma dirección. La seguimos unos 60 metros para volverla a cruzar y seguir ahora por la margen derecha. La acequia pasa por un cañaveral; nosotros lo bordeamos por la parte izquierda. Tenemos enfrente la aldea de El Cañar (siempre se está viendo) y nuestra referencia es seguir la acequia pasando por donde podemos. Llegamos a un camino más ancho transitado por vehículos. Cincuenta metros más arriba hay un cruce, seguimos de frente. Entramos en las primeras casas de la aldea de El Cañar. A la entrada se ve vegetación propia de climas semidesérticos con abundancia de chumberas alternando con la vegetación de ribera, álamos, chopos, acacias, higueras. La loma de enfrente está poblada de pino. Atravesamos este primer grupo de casas y seguimos hacia la derecha pasando entre la aldea y continuando al núcleo mayor. Bifurcación: estamos en el segundo grupo de casas y tomamos a la izquierda, hacia la vieja escuela. Seguimos la carretera. Aquí, justo enfrente, hay una señal de peligro de incendio y es una zona de acampada.

Podemos terminar o seguir por la pista que se ve durante cuatro kilómetros. Para llegar a la orilla del pantano. En tiempos en que el pantano baja de nivel podemos ver el puente romano de la Alcantarilla de Jover, la mayor aldea de Férez (que aquí une su término con el de Socovos) que las aguas anegaron obligando a la emigración a los habitantes que vivían de la rica vega del río Segura. Debajo de las aguas quedan la vega y el puente. Enfrente del mismo se aprecia claramente (en la otra orilla) como el camino continua. Es una antigua vía romana que unía el valle de Benizar y Moratalla con Socovos, Isso y Hellín. A lo largo de la misma se cruzaban el río Segura y el río Mundo, por lo que los romanos construyeron varios puentes de los que todavía hoy son visibles los dos de Isso sobre el río Mundo.